martes, 29 de octubre de 2013


Fabricando mentes



"No llevamos a los niños a la escuela para que tan sólo aprendan a tener éxito en la escuela." (Meirieu, p.112) ¿O tal vez sí? 

 En los primeros días de clase, en casi todas los centros educativos, se pretende introducir a los alumnos presentándoles los profesores, compañeros de clase y cómo funciona cada asignatura. En ese momento, el de la presentación de las asignaturas, comienzan (de normal) a explicar a los alumnos de qué trata, qué libros utilizará el profesor y, con mayor énfasis, cómo serán los exámenes y cuándo serán hecho. Así pues, podemos observar que desde un primer momento la función de cada asignatura dada durante el curso es hacer que el alumno logre realizar los exámenes de forma correcta, el la fecha propuesta y de una cierta forma, con el fin de lograr la nota máxima.

 Con este método, según mi perceptiva subjetiva, hacemos que los alumnos piensen que cada curso que realizado se ha de vivir como una competición. Aprendes con el fin de tener la mejor nota de tu clase y, por otro lado, si no consigues la nota, vales menos (intelectualmente) que el que ha conseguido una nota superior. Este hecho, muy subjetivo por cierto, es algo que desmotiva a los alumnos, pues no siempre un alumno refleja todo lo que sabe en un examen. Es verdad que el alumno necesita pasar por unas pruebas para que vaya evolucionando poco a poco, como si estuviese subiendo escalones, pero si centramos en motivarles con el objetivo de sólo subir escalones, ellos no evolucionaran cognitivamente. Creo que un alumno que estudia  tan sólo para conseguir el éxito escolar, como si de una competición se tratase, estudiarán memorizando todas las informaciones, cuales con el tiempo se borrarán. En cambio, si un alumno estudia porque quiere aprender, sin estar motivado por el examen (estudia porque le interesa) , tendrá un resultado más satisfactorio.

 Infelizmente, debido a este método, el cual me atrevo denominar "estudia, aprueba y sube el escalón", ha hecho que los alumnos estén acostumbrados a estudiar bajo la presión de los exámenes, convirtiéndolos en un reto "alarmante". Así pues, en general, se puede decir que la mayoría de estudiantes no preparan un tema de cualquier asignatura por que les interesan; de hecho, en una asignatura cunado el profesor dice lo que el alumno tiene o no que estudiar, él tan sólo estudiará lo que ha dicho el profesor, dejando algún que otro punto del temario, puesto que el profesor lo ha clasificado como algo  irrelevante y que, por tanto, no saldrá en el examen. 

  Puede que este método sea eficaz para saber organizarnos, conocer nuestras capacidades y saber cómo actuar bajo presión (creo que a nadie le viene mal trabajar bajo presión); no opino que sólo tenga desventajas, pero sí creo que es un tanto contradictorio por el hecho de que afirmen que el propósito de la educación no es educar al alumno para hacer exámenes

 ¿Dedicaríamos tanto tiempo en estudiar si no hicieran exámenes? ¿Se puede lograr otra forma de evaluación que no haga que sólo trabajemos cuando nos proponen una fecha para ponernos a prueba? En definitiva, opino que para la nueva generación hemos de elaborar un método totalmente innovador, pues conviene renovar para mejorar y evitar esta forma de evaluación que crea alumnos como si fuesen objetos que repiten lo que dicen sin ates reflexionar. 

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